Sevilla a tus pies: pasadizos que conectan la ciudad

Todo el mundo conoce las catacumbas de París, pero no todos conocen los pasadizos ocultos bajo la ciudad de Sevilla. Las diferentes civilizaciones que vivieron en Sevilla han dejado en la ciudad vestigios de grutas subterráneas con fines muy diversos. A continuación, te contamos la historia de los pasadizos más legendarios de la ciudad. Aunque algunos de los lugares mencionados no están abiertos al público, otros sí que son visitables. Además, siempre es interesante conocer la historia sobre la que caminan nuestros pies.

La cisterna romana de Plaza de la Pescadería

La civilización romana fue una de las primeras en asentarse en Sevilla, por lo que todavía a día de hoy se mantienen muchos restos arqueológicos de aquella época. En el corazón de la ciudad, bajo la Plaza de la Pescadería, se encuentra una enorme cisterna romana (Castellum Aquae), un verdadero tesoro arqueológico descubierto en 2006 y cuidadosamente restaurado por el Ayuntamiento de Sevilla. Esta monumental estructura abastecía de agua a la ciudad durante el siglo II d. C. A pesar de que en la actualidad permanece cerrada, hay unos cristales en el suelo de la Plaza a través de los cuales puede vislumbrarse esta excavación.

 

Para saber más sobre el paso de la civilización romana en Sevilla, el Antiquarium (en la parte inferior de “las setas”) es el lugar idóneo para informarse y ver antiguos restos de la metrópoli romana.

El Callejón de la Inquisición

Muchos de los subterráneos en Sevilla están relacionados de alguna u otra forma con la religión, pero sobre todo con la Santa Inquisición. En su antigua sede, el Castillo de San Jorge, podemos encontrar el Callejón de la Inquisición, un pequeño pasadizo que a día de hoy sirve para comunicar dos calles (El paseo de la O y la Calle Callao) pero que en su tiempo tenía una función muy distinta.

 

Se dice que los reos que pasaban por este subterráneo solo podían dirigirse a dos sitios una vez que lo atravesaban: o a la cárcel para ser juzgados o a la hoguera de ser hallados culpables. Todavía a día de hoy se puede ver el desnivel del subterráneo a pesar de las modificaciones en la estructura (ahora la calle está abierta y no parece un pasadizo).

Las sagradas cárceles

Santa Justa y Santa Rufina fueron dos santas nacidas en Sevilla y veneradas en la tradición cristiana en toda España. Según la leyenda, ambas fueron torturadas en lo que se conoce como las “Santas Cárceles”. Esta cripta se encuentra bajo la Basílica de María Auxiliadora y a día de hoy todavía se puede visitar.

 

Según la tradición, después de que Justa y Rufina fueran arrestadas por negarse a renunciar a su fe cristiana y a participar en rituales paganos, fueron encarceladas en un lugar subterráneo donde se les sometió a diversos tormentos. Durante su encarcelamiento, se dice que realizaron milagros, como convertir el agua en aceite para poder mantener encendidas las lámparas de su celda. Su visita es indispensable para cualquier devoto.

El pasadizo del rey

Muchos turistas que visitan Sevilla pasan a día de hoy por la calle San Fernando sin saber que bajo sus pies algún que otro rey español utilizaba los pasadizos subterráneos de esta calle para reunirse con sus amantes.

El Alcázar fue durante mucho tiempo residencia de reyes y princesas. Según cuenta la leyenda Pedro I “el Cruel” mandó construir un pasadizo entre este enclave y la Real Fábrica de Tabacos con la intención, no solo de salir de incógnito, sino también de reunirse con alguna de sus amantes.

Cuando la Fábrica de Tabacos se reconvirtió en un espacio para la Universidad de Sevilla se confirmó que, efectivamente, este pasadizo secreto del que se había hablado durante tanto tiempo existía y que, de hecho, llegaba a las huertas de Prado de San Sebastián. Desafortunadamente, este pasillo subterráneo no puede visitarse a día de hoy, pero la próxima vez que pases por la calle San Fernando te imaginarás qué historias ocultan las piedras bajo tus pies.