Plaza de Santa Cruz
La plaza que da nombre al barrio
La primitiva Iglesia de Santa Cruz fue erigida en 1391 por el Cabildo de la ciudad, en tiempos de Enrique III de Castilla sobre una sinagoga preexistente en el mismo lugar. Este templo fue expropiado y derribado el miércoles 11 de julio de 1810 por el gobierno de ocupación francés del momento, dentro de un plan más amplio de reurbanización de la ciudad, dando lugar al espacio abierto que actualmente conforma la plaza.
El aspecto actual de la plaza se debe a la urbanización proyectada por Juan Talavera y Heredia en 1918. Presidida por una cruz de forja realizada por Sebastián Conde en el año 1692, situado en el centro del jardín que decora la plaza. Esta cruz estuvo situada hasta 1840 en la calle Sierpes, en su confluencia con la calle Rioja. La cruz está diseñada como una cruz farola de la que salen cuatro serpientes, que hacen referencia a la calle Sierpes, su primitivo lugar de emplazamiento, y sobre sus cabezas se apoyan unos angelitos que portan unos faroles forjados. Según algunos historiadores el verdadero nombre de la Cruz de la Cerrajería fue la Cruz de las Sierpes, o serpientes, según la obra “El Cicerone de Sevilla” de Alejandro Guichot. La Cruz de la Cerrajería fue trasladada al emplazamiento actual en 1918, con motivo de la remodelación de la Plaza de Santa Cruz proyectada por el arquitecto Juan Talavera y Heredia.
La cruz de guía con la que abre la procesión cada Martes Santo la Hermandad de Santa Cruz es una reproducción basada en esta Cruz de la Cerrajería que preside la plaza. Esta cruz de guía a imagen de la que preside la plaza es obra del taller de Orfebrería Hermanos Delgado López de Sevilla en 1998.
En la fachada del edificio al oeste de la plaza, puede leerse una lápida colocada por la Academia de Bellas Artes en 1858 que recuerda que en ese lugar, en lo que fue el primitivo templo de Santa Cruz, fueron enterrados los restos del célebre pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo.