Cinco curiosidades sobre la Feria de Abril

1.“Nos vemos en Joselito el Gallo”

Esta frase es repetida mil veces por los sevillanos durante la feria, pero no todo el mundo sabe quién era Joselito el Gallo y por qué una calle de la Feria de Abril tiene su nombre. Lo cierto es que en el Real se entrelazan 15 calles, y las quince tienen nombres de toreros sevillanos de gran prestigió. 

Cuando la feria se trasladó de Prado de San Sebastián a Los Remedios se decidió que la mejor forma de homenajear a los toreros que habían toreado alguna vez en la  Maestranza, era poniendo nombre a sus calles. Recordemos que con la Feria de Abril también comienza una importante temporada de toros, por lo que ambas tradiciones siempre han estado muy unidas.

Hay una calle, no obstante, que tiene un nombre diferente: la calle del infierno. Esta se llama así por el sonido estridente que emiten los “cacharritos” o carruseles que suelen inundar esa zona de la feria. Por su parte “El Real” obtiene su nombre debido a que antiguamente los cocheros de caballos cobraban un real por llevar a las personas al recinto ferial.

 

2. También para ti

Una de las características que llaman más la atención a los forasteros que visitan la feria es que muchas de las casetas son de carácter privado. No obstante, la feria cuenta con casi una veintena de casetas públicas, pertenecientes a los distritos de la ciudad, los sindicatos y los partidos políticos. 

La idiosincrasia de la feria nos invita a disfrutar comiendo, bebiendo y moviéndonos de una caseta a otra. De hecho, la Feria de Abril cuenta con la Caseta de Sevilla, con el objetivo de que quienes vengan de fuera encuentren un lugar en el que bailar y disfrutar. Las casetas públicas aceptan a cualquier persona que quiera disfrutar del evento.

 

3. El albero, esa mancha en el vestido

El albero es una sustancia omnipresente en la feria. Pero no siempre fue así. El albero comenzó a popularizarse en la ciudad de Sevilla a partir de la Exposición Iberoamericana de 1929. Hasta entonces, el color predominante en la ciudad era el blanco, ya que los edificios estaban recubiertos de cal blanca. Sin embargo, con motivo de la Exposición, muchos edificios de la ciudad comenzaron a pintarse de color albero, sustituyendo el blanco y entrando en la gama cromática que hace de Sevilla una ciudad con un ‘color especial’.

De esta forma, el uso de albero en la Feria de Abril contribuye a crear una estética tradicional y auténtica. Su color y textura se combinan con la arquitectura de las casetas y los trajes de flamenca, añadiendo cohesión visual y un ambiente distintivo a la feria.

Además, el albero es ideal para absorber la humedad y mantener el suelo seco y firme, lo que lo hace perfecto para los caminos y áreas de tránsito dentro del recinto ferial. El albero es fácil de limpiar y mantener, lo que ayuda a mantener el recinto ferial ordenado y presentable durante toda la semana. Después de la feria, se puede barrer y recoger fácilmente, preparando el terreno para otros eventos o para el uso cotidiano.

4. Los farolillos, la luz de la feria

Otro de los elementos de la feria que hoy es muy reconocible, pero que no siempre estuvieron presentes, son los farolillos.

Los farolillos de papel están inspirados en las tradicionales lámparas de papel chinas y se utilizaron por primera vez con la visita de la Reina Isabel II a la feria en 1877. La feria, por aquel entonces, tenía un aspecto mucho menos uniforme y algo caótico y las autoridades encargaron a varios artistas rediseñar algunos elementos decorativos del evento. El elegido para esta tarea fue el pintor Gustavo Bacarisas quién creó los famosos farolillos. Con la llegada de la electricidad a Sevilla en 1883 , la utilización de los farolillos se volvió más segura y 1983 se reguló su uso público, dando a la feria el aspecto que tiene a día de hoy.

5. La portada de la feria, una obra de arte efímera

La portada de la feria se renueva todos los años y sus diseños siempre tratan de sorprender a los visitantes y sevillanos. 

Los orígenes de las portadas de la feria son sorprendentes. Inicialmente la portada no tenía función de “portada” sino que era una pasarela que conectaba la calle San Fernando con el Real de Prado de San Sebastián. No obstante, la parte de abajo de la pasarela fue interpretada por los sevillanos como una especie de entrada al ferial y cuando el ayuntamiento decidió derribarla en 1920, los sevillanos exigieron que se construyera una nueva. En 1949 estableció que la feria siempre contaría con una portada efímera elegida mediante concurso y con el tiempo esta tradición se fue extendiendo a otras ferias en España.